lunes, 2 de junio de 2014

Escapadas de fin de semana -- Ávila y Segovia


- Y lo mío me costó organizar la escapada, porque señores Segovia está llenita de lo bonita que es, y Ávila conseguí la última habitación a precio apañado -


Me fascina Segovia, desde siempre, por bonita, por recogidita, que te puedes recorrer tranquila el casco histórico en unas horas, aún con su cuesta de subida desde el Alcázar. Pero tiene ese aire de paseo a media tarde, tomar un café y disfrutar leyendo, aún con masificación de turistas, no es la misma sensación de agobio que Madrid.

Por ello, cuando tu novio no tiene los fines de semana libres, piensas en un sitio tranquilo en cuanto llega uno a disfrutar, y pensamos inicialmente en Segovia, pero los hoteles que según críticas TRIP estaban decentes tenían precios indecentes para mi bolsillo, sin ánimo de celebración especial, tampoco el gasto queremos que sea extraordinario.

Intentamos con Ávila, y allí conseguimos la última habitación de este acogedor y céntrico hotel que tiene una entrada a la zona amurallada al lado.

Las Leyendas. Es un 3*, con restaurante, en el que te hacen un 10% de descuento si estás alojado en el hotel.

Nuestra habitación en la planta baja dentro de un bonito patio, sin ruídos molestos, sólo los pájaros, está adaptada para gente con sillas de ruedas, el único "pero" la red wifi llega justita, ah! la cama muy cómoda, un lugar perfecto para descansar. Cerca del hotel se puede aparcar perfectamente sin pagar, pero si prefieres tienen parking público al lado.

El primer día comimos en el mismo restaurante del hotel, la entrada es a las 14h. y nos resultó lo más práctico, en vez de ponernos a buscar sin reserva un sábado restaurante.

La Bruja: Mezcla castellano/argentino, menú de dos platos con postre (19.50€), primeros que escogimos: crema de verduras (deliciosa), patatas revolconas (ricas); segundos: costillar (rico, rico) y solomillos (igual de ricos). Postres normalitos.

"Pega": que en la mesa de al lado (entre nosotros y ellos había unos dos metros de distancia de espacio libre de mesas) te toquen las típicas parejas que pasan de sus hijos, y que cuando terminaron de comer decidieron que un buen lugar para jugar era ese espacio, pero pegaditos a nosotros (gritando, pegándose y montando en monopatín, con el balón, sí dentro del restaurante), tan al lado que la más pequeña que no llegaba a los dos años se metió debajo de una de nuestras sillas.

No me entendáis mal, me gustan los niños (que no quiero parecer Samantha de Sexo en Nueva York con los espaguetis estampados), pero que no pueda mantener ningún tipo de conversación con mi novio porque están gritando al lado mía, irme con dolor de cabeza ... me parece de soberana falta de vergüenza por parte de esos padres que calmadamente hicieron su sobremesa mientras nosotros comíamos poniéndonos caras de circunstancia. Y lo que menos quieres es tener que empezar el fin de semana poniéndote a discutir con esos "encantadores y educados padres de familia" que muy probablemente te encontrarás a lo largo de la tarde de paseo en esa pequeña ciudad.

(léase.- en mi opinión, si es mi restaurante sí que discretamente les digo a los padres que por favor sus hijos no molesten al resto de comensales, aunque entiendo que es violento hacerlo, también entiendo que una factura de dos es menos importante que una de ocho y esa sensación es la que hace que si tengo que volver mire bien si vuelvo o no a ese sitio)

La tarde por Ávila, tranquila, paseíto por dentro de la muralla. Y para la cena un lugar distinto, nada típico de la gastronomía de la ciudad, Soul Kitchen, probé la hamburguesa que hace honor al nombre del lugar, muy rica, muy, muy, el ambiente muy romántico con música de Frank Sinatra. (el "pero": que pidas pan y te cobren en factura 2€ por el mismo sin aviso previo,  que comiendo hamburguesa podéis imaginar la cantidad que comimos, estas costumbres extranjeras --cobrarte por el pan-- que no entro en si está bien o mal que se adquieran pero sí en que no te informen de que comerte un pedazo de pan te va a costar 2€). Ah! Mejor reservar si queréis ir, el desayuno al día siguinte bastante bien, 3.50€ por : café, zumo natural recién hecho y pincho de tortilla (también se puede escoger entre tostadas y bollería).

Y el domingo, día segoviano, comimos tranquilos en el restaurante La Panera. Está escondido, en una callecilla pequeña cerca de la Plaza de la Catedral, calle Herrería 11.

Menú de dos platos con postre (15.50€), que dentro de lo que había estaba bastante bien, menú casero. Como fuímos a las 2 de la tarde no hubo problema para sentarnos, de primero ensalada y berenjena rellena de carne y bechamel (no la encontré a esta última), de segundo chuletitas de cordero (tres unidades, se echa de menos un par más), y de postre tarta. Nota: aceptable, porque lo cierto es que el precio de los menús de la competencia dan susto -- complicado que bajaran de 22€.

Vinimos muy felices de nuestra escapada, a pesar de los "peros" y las "pegas", quedan ahí para que si váis lo tengáis en cuenta ... por aquellos "por si acaso ...!"

Muy feliz semana!